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  • Foto del escritorNoemí Bañuz

"No tengo miedo a morirme gracias a ellos"

Actualizado: 17 dic 2022

Marta González tiene 40 años, es de Murcia y vive en Alicante. Es trabajadora social, lleva 14 años en DomusVi y desde hace 5 años ejerce como directora de DomusVi Elda. Es entrevistada por Noemí Bañuz.



Buenos días, Marta. Gracias por permitirme entrevistarte, porque este centro es una referencia para mí. Quiero aprender de muchas de las cosas que hacéis aquí.


"Hay dos personas que a sus edades se acaban de graduar en un grado adaptado de Humanidades por la Universidad de Barcelona. Han estudiado Historia, Música... Las clases las recibían online por parte de un catedrático. Hicimos un acto de graduación, con bandas, seres queridos... A ella le quedaba eso por hacer. Incluso, tiraron el birrete por los aires. Pues eso, la idea es acompañar hasta el final de vida"

¿Cuánto tiempo llevas trabajando en el geriátrico? Trabajando en el geriátrico aquí en Elda llevo desde agosto del 2017 y llevo empezó de trabajadora social. Estoy muy a gusto con mi equipo en Elda.


¿Qué haces en tu día a día? Un montón de cosas. Trabajar con personas mayores. Soy directora y tengo unas funciones que no me puedo saltar: temas de gestión. Es en función de las necesidades de las personas. Controlo costes porque hay 100 trabajadores, pero siempre teniendo tiempo para compañeras/os y una persona mayor que pueda necesitar escucha o utensilios para adecuar su habituación para que se sienta desde el minuto 1 en casa.

¿Qué es lo más duro de tu trabajo? Ahora ha cambiado mucho la percepción de los centros por el tema de la pandemia. Es muy duro ver cómo cada trabajador/a se levanta con la idea de sumar en este proyecto, y se les criminaliza. Periodistas y gente de fuera tiende a generalizar con negatividad sobre los centros geriátricos. A mí me gustaría que salieran noticas positivas como meriendas multitudinarias entre familias, donde reinó la felicidad. Pero esto no vende.


¿Cuáles son los cargos que hay en este centro? Hay dirección más cien trabajadores/as. Cuento con un equipo que consta de administrativa (gestión de personal y proveedores), una supervisora (coordina a limpieza y lavandería), etc. También está la cocina, porque es nuestra. Luego hay una nutricionista que pasa unos menús por cada zona y por temporada. Hay reuniones una vez por mes para hacer modificaciones. Luego está el consejo de mayores.


¿Y eso? Uno de los estamentos más importantes. Son cinco personas que forman parte del comité y con los que debemos reunirnos mínimo una vez por trimestre. El tema de la comida es el 80% de sus peticiones.


¿Cuántas horas trabajas? Muchas horas.


¿Por qué elegiste este trabajo? Cuando empecé trabajo social, me gustaban mucho los proyectos de menores. Empecé Santa Pola por casualidad y me enganchó un caso. Me metí y ya no me salgo. Necesitan los mayores mucha ayuda, pero te dan mucho. Como dice una compañera, son la fuente de sabiduría que tenemos a disposición.


¿Cuánta gente trabaja? Entre noventa y seis, y cien personas.


¿Cuántos usuarios son? La capacidad son 140 y estamos llenos (140 en el geriátrico y 7 en el centro de día.). Tenemos lista de espera.


¿Qué es lo que más te gusta de tu trabajo? Estar con ellos porque me dan mucha satisfacción. Me gusta coger los casos en equipo y resolverlos todos juntos. El día es día es motivador, porque es diferente. Desde subir a la plana con musicoterapia hasta el punto de cuando están comiendo o celebración con familiares. Al final, formamos parte de sus vidas. Yo paso más tiempo aquí que en mi casa.


¿Qué sientes cuando estás con ellos? Me han aportado naturalidad por vivir. Veo el final de vida de las personas, y eso me lo han dado ellos y ellos. No tener miedo a morirme. Y eso me ha servido para preparar a mi familia con dos pérdidas.


¿Qué habilidades debe tener una persona que trabaja con ellos? Fundamental, que te guste el trabajo. Nadie nacemos aprendidos, pero tienes que tener actitud, respeto y motivarte.


¿Qué características tiene que tener unas buenas instalaciones? A ver, los centros están centrados a la personas. Es clave que haya sectores de convivencia. Lo primero, las personas no somos iguales. Lo segundo, cada una tiene una necesidad.


¿Suele haber acompañamiento de familiares? Sí. Ésta es la casa de las personas mayores que la habitan. Antes de la pandemia, venía el familiar, se metía en la habitación, estaba en los salones y podía darle de cenar. Llegó el virus, y se cortó todo eso. Ahora, estamos todavía luchando mucho para que vuelva lo anterior. Pero aún no se puede. Eso sí, los pueden sacar a pasear y llevárselos a casa. Ojalá se abran las puertas pronto...


¿Cuál es el mayor reto de los geriátricos? ¿Y de DomusVi Elda? Hay muchas cosas que se podrían reenfocar. Pero lo más importante, es adaptarnos a la necesidad actual, a la necesidad de cada persona. Que ingrese Doña Josefa, esté acostumbrada a una serie de hábitos y los pueda cumplir aquí. Me gustaría que hubiera una mini cocina, Josefa pueda sacarle un magdalenas a su nieto y pasar un rato íntimo a gusto. No es lo mismo hace veinte años, que ahora. Es igual que antiguamente existían los asilos, pero no los geriátricos.


¿Algún plan? La mejora continua. Todos los días nos reunimos en equipo 15 minutos, con la intención de ir avanzando. "¿Qué podemos hacer?", nos preguntamos.


¿Nos puedes contar alguna anécdota? Pues mira, hay dos personas que a sus edades se acaban de graduar en un grado adaptado de Humanidades por la Universidad de Barcelona. Han estudiado Historia, Música... Las clases las recibían online por parte de un catedrático. Hicimos un acto de graduación, con bandas, seres queridos... A ella le quedaba eso por hacer. Incluso, tiraron el birrete por los aires. Pues eso, la idea es acompañar hasta el final de vida.

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